La sociedad global y los grupos de población más locales y próximos se vienen enfrentando a una etapa diferente donde conviven situaciones, retos y necesidades completamente nuevas. Por todo ello, la ciudadanía tiene por delante un nuevo tiempo
que exige respuestas útiles, prácticas y eficaces desde la política y desde la gobernanza que desarrollan las instituciones y la personas que lideran la acción política.
Los objetivos de desarrollo sostenible, la protección de nuestro entorno y del mundo global, el crecimiento económico responsable, los efectos de los avances tecnológicos avanzados, la extensión y la defensa de los derechos fundamentales, la integración de todos los colectivos y grupos sociales o las respuestas que se necesitan ante situaciones de
emergencias globales, como la pandemia por Covid-19 o los conflictos bélicos, nos sitúan definitivamente ante un nuevo tiempo. Y este momento exige una renovación absoluta en las formas y modos de ejercer el liderazgo político e institucional.
El uso de los datos, la privacidad en continuo peligro, los nuevos productos tecnológicos los cambios en los ya existentes, las noticias falsas, el populismo y la polarización de las campañas políticas son otros de los campos que necesitan un profundo análisis para que puedan ser entendidos y puedan ser objeto de soluciones eficaces e innovadoras que garanticen la defensa del ejercicio responsable de la política y del funcionamiento de la propia Democracia. Cada país tiene una realidad propia a la hora de afrontar todos estos desafíos. España, por ejemplo, se encuentra inmersa desde hace una década en un proceso donde la
confrontación entre partidos políticos e instituciones públicas viene dando pasos hacia la agresividad dialéctica y el desencuentro público. Este fenómeno no para de crecer generando una polarización cada vez más acentuada de la sociedad en torno a la visión que los partidos políticos tienen de cada uno de estos temas.

Fuente: Diputación de Huelva
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